jueves, 14 de abril de 2011

Los antiobióticos, su nacimiento en el siglo XX



La historia de los antibióticos comienza en 1928, cuando un científico británico, Alexander Fleming, descubre accidentalmente la penicilina, en el curso de sus investigaciones sobre la gripe. Fleming notó que un moho que contaminaba una de sus placas de cultivo había destruido la bacteria cultivada en ella. No obstante, transcurrieron diez años hasta que pudo ser concentrada y estudiada gracias al trabajo del bioquímico británico Ernst Boris Chain, del patólogo también británico Howard Walter Florey y de otros científicos.



Al escoger un antibiótico que se ha de utilizar en un régimen terapéutico determinado, han de tenerse en cuenta la edad del enfermo, el cuadro clínico que presenta, el sitio de la infección, su estado inmunitario, otros factores y la prevalencia de resistencia local.

Una persona anciana puede presentar una disminución de la función renal, que haría necesaria la prohibición de algunos medicamentos y el cálculo adecuado de la dosis a utilizar de otros, especialmente aquellos que tienen una excreción principalmente renal. Lo mismo sucederá en pacientes de cualquier edad portadores de una insuficiencia renal crónica.


En las primeras edades de la vida, las dosis de los antibióticos han de ser cuidadosamente calculadas teniendo en cuenta el peso del niño.


Los antibióticos más comunes son, entre otros: PENICILINAS, CEFALOSPORINAS, GENTAMICINA, AMIKACINA, ESTREPTOMICINA, NETILMICINA...

¿Abusamos de los antibioticos?

Actualmente, el abuso de antibióticos tanto en medicina, como en la agricultura, la ganadería, la cría de aves, etc. está poniendo en peligro nuevamente la salud mundial.

El abuso de Antibióticos está motivada muchas veces por demanda del propio paciente y el profesional responde con una medicación que, en el 50% de los casos es inadecuada.
Para que los antibióticos sean realmente eficaces es aconsejable realizar previamente un análisis denominado "antibiograma" donde se pone en contacto el germen con el antibiótico y se determina cual es el más aconsejable.
Deberíamos reglamentar la utilización de los antibióticos, no utilizarlos inútilmente; informar a los pacientes que los antibióticos no actúan en caso de enfermedades virales; prohibir su utilización en la alimentación de todos los animales, ya que este método realmente compromete la eficacia de los antibióticos en las enfermedades humanas.


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